Huyen en dirección contraria, a veces las personas huimos en la dirección del peligro.
Estoy molesto con el espectáculo pirotécnico no solo por haber interrumpido mi estudio, que dicho sea de paso llevo con retraso; sino porque al ver a semejante cantidad de bichos que estaban tan tranquilamente durmiendo, y que de repente les hagan creer que van a morir, despertándolos con terrible saña de su sueño porque unas personas están contemplando fuegos que suben, explotan y hacen arder substancias químicas que emiten luz coloreada. Pobres pájaros. Para ellos ha debido de ser terrorífico, como si se cayesen los cielos.
Al ser tantos e ir siempre en grupo y de acá para allá huyendo de los peligros de la existencia, sean éstos el hambre, el frío, las "aves rapaces" y me imagino que muchos otros; mañana todos conversarán entre ellos, estresados los más jóvenes por la poible vuelta del "Gran Mal", que con fuego y calamidad quere destruirlos.
Los más viejos les dirán a los jóvenes (si es que alguno de ellos ha estado aquí en alguna época anterior), que en este mismo lugar, cuando él era joven, pasó algo similar, y que ellos también huyeron lejos, hasta que el Mal desapareció. "Sólo hay que huir lejos y él solo se pasa", es un "fenómeno atmosférico".
Los más viejos les dirán a los jóvenes (si es que alguno de ellos ha estado aquí en alguna época anterior), que en este mismo lugar, cuando él era joven, pasó algo similar, y que ellos también huyeron lejos, hasta que el Mal desapareció. "Sólo hay que huir lejos y él solo se pasa", es un "fenómeno atmosférico".
Hay rapaces, que a pesar de su natural bravura y destreza, su fortaleza, su habilidad acrobática y su aguzadísima visión; no entienden muy bien la terrible naturaleza del evento, pues muchas de ellas no lo han visto en sus vidas.
Otras sin embargo lo conocen y lo temen; pero por su natural "instinto cazador" se aprestan a acudir al ruido, siendo conscientes de la gran abundancia de presas que saben, huyen despavoridas y desprevenidas, pues de repente se vienen abajo las estrellas. Debe ser para estas rapaces un éxtasis el ver tanta probabilidad de cazar una presa, tanto donde elegir.
Probablemente las rapaces más viejas guarden en secreto la información sobre este singular efecto, sin revelársela a las más jóvenes para que no se apresten como ellas a acudir al festín.
Otras sin embargo lo conocen y lo temen; pero por su natural "instinto cazador" se aprestan a acudir al ruido, siendo conscientes de la gran abundancia de presas que saben, huyen despavoridas y desprevenidas, pues de repente se vienen abajo las estrellas. Debe ser para estas rapaces un éxtasis el ver tanta probabilidad de cazar una presa, tanto donde elegir.
Probablemente las rapaces más viejas guarden en secreto la información sobre este singular efecto, sin revelársela a las más jóvenes para que no se apresten como ellas a acudir al festín.
Los pájaros, que no las rapaces, mañana estarán probablemente cansados por la falta de sueño, y excitados por la magnitud del evento y el evidente peligro que presentó. Como consecuencia, comerán menos insectos y éstos a su vez comerán más de lo que quiera que coman y se reproducirán más. También comerán menos semillas y frutos que de uno u otro modo algún otro se las comerá.
Las "aves rapaces" en cambio, sabedoras o no de estos fenómenos, comerán "pardal" e irán a sus nidos a alimentar a sus crías y a reposar sus cuerpos tras el "estres laboral" de la jornada. Mañana éstas, estarán alertas, esperando nuevamente al fenómeno terrible.
Las más viejas, al conocer de antemano la existencia de tales fenómenos, quizá hagan la espera en alguna cornisa de algún edificio de los que hay alrededor del parque. No sólo porque saben que el fenómeno volverá a tener lugar, sino porque los "pardales", volverán mañana a dormir a las copas de los árboles de las que hoy huían con pavor; y además volverán a escapar desordenadamente brindándoles en bandeja sus pechugas a las rapaces vigilantes.
Todos los depredadores actúan igual. Se aprovechan de la confusión del grupo para con el engaño del peligro potencial, comerse a los pobres animalillos que solo quieren huir de una confusión que tan siquiera entienden.