viernes, 5 de diciembre de 2014

TINTÍN EN EL CONGO


Esta es la historia de un señor que decidió que ser rey era poco, que quería más y que valía la pena matar a millones de personas para conseguirlo. Su lucha no fue ideológica o política. No fue tan siquiera por conseguir gloria e influencia para su país. Fue la lucha de un Rey necrófilo, degenerado, avaricioso y malvado con un desmedido afán de aumentar su patrimonio personal a base de brutalidad. 

Leopoldo Luis Felipe María Víctor de Sajonia-Coburgo y Gotha, más conocido por Leopoldo II Rey de los Belgas y fundador el Estado Libre del Congo, del que fue único propietario hasta 1908, y donde esclavizó a toda la población del país, cometiendo crímenes cuyas consecuencias llegan hasta hoy, a base de esclavizar mutilar, torturar a todo un país y asesinar a entre 5 y 10 millones de personas.

Disfrutó de largos años de reinado, y cuando tenía 65 se enamoró de una prostituta francesa de 16 años con la que se casó en secreto poco antes de su muerte y a la que nombró Baronesa Vaughan.

Poco nos ha llegado a través de los medios de las aventuras de este siniestro rey de barba pobladísima, quizá porque los medios tuvieron algo que ver con los inicios de su empresa y quizá porque no se hicieron suficiente eco de lo que allí pasaba. 

Sir Henry Morton Stanley fue un periodista y explorador norteamericano de origen galés que será recordado por ser junto a Livingstone uno de los más importantes exploradores del África Central. Merece una especial mención en la historia de este genocidio.

De él Sir Richard Francis Burton dijo que "disparaba a negros como si fuesen monos”. En una expedición realizada 1886 para rescatar a Emin Bajá, gobernador del Sur de Sudán (que en realidad se llamaba Edward Schnitzer y era alemán), un oficial británico fue disparado por un porteador tras comportarse cruelmente con él. 

En ese mismo viaje, James Sligo Jameson, irlandés y heredero de la familia de manufactureros del whisky Jameson, compró a una niña de 11 años nativa y se la ofreció a caníbales para poder documentar y dibujar todo el proceso mientras la asesinaban y se la comían.

Stanley, nacido en gales, emigró a Estados Unidos en 1859. Sirvió en la Guerra Civil Estadounidense en el Ejército Confederado, en el Ejército de la Unión y en la Armada de la Unión. Al finalizar la guerra, se convirtió en reportero y organizó una expedición al Imperio Otomano en la que fue hecho prisionero.

En 1871, el New York Herald encargó a Stanley que fuese en la procura del médico, naturalista y misionero escocés David Livingstone, al cual encontró en el lago Tanganica.

Entre 1874 y 1877, Stanley, partió en otra expedición cofinanciada por el New York Herald y el Daily Telegraph, cuyo fin era remontar el Río Congo más allá de las Cataratas Livingstone. En esta expedición, descubrió que éste era navegable desde el Lago Malebo. 

Esto dio a Stanley, una idea: montar una carretera hasta Pool Malebo y luego usar eso como base para explorar el centro de África y comerciar por el río Congo en barcos de vapor.

Les contó su plan a los ingleses, pero no cuajó (quizá porque Inglaterra ya tenía suficientes frentes abiertos, en plena Guerra Anglo-Zulú y en proceso de colonización del resto del mundo no colonizado). Mientras tanto Leopoldo II, el segundo Rey de los Belgas, estaba haciendo sus propios planes al respecto de África.

Bélgica, estaba en la época muy industrializada, y se había separado del Reino Unido de los Países Bajos tras una revolución en 1830. No tenía colonias, pero el Rey las quería. Por esa época estaba ya casi todo cogido salvo algunas partes de África, y allí que se fue. Había intentado previamente y sin fruto, obtener las Filipinas de la reina Isabel II, a través de su embajador en Madrid.

La región de la desembocadura del Río Congo, había sido explorada por europeos desde el S- XV. Diogo Cao fue el primer europeo en llegar y la reclamó para Portugal. Posteriormente Portugal establece centros de comercio y de esclavos, e incluso una colonia, Luanda, que será ocupada por los neerlandeses en el S. XVII. Estos últimos también tenían intereses comerciales, siendo una de las principales compañías comerciales en la época la neerlandesa Afrikaansche Handels Vereeniging, cuya sucesora la Nieuwe Afrikaansche Handels-Venootschap estaría activa en el Congo Belga hasta 1955. Por su parte Inglaterra fundó a través de sus compañías comerciales, centros de comercio; y Francia, con Guinea al Norte, también quería cacho.

En 1876 Leopoldo celebra la "Conferencia Geográfica de Bruselas" en el Palacio Real de Bruselas, a la que acudieron geógrafos de la época. En ese mismo año creó la "Asociación Internacional Africana" una pretendida sociedad científico-filantrópica que resultó ser un holding privado que dirigía con otros miembros de la jet europea. El objetivo de la asociación era extender la civilización en el África Central y favorecer el libre comercio.

En 1878 Stanley le contó su plan a Leopoldo, y éste muy interesado funda una nueva sociedad participada, la Asociación Internacional del Congo; cuyo fin era establecer el control sobre el Congo y explotar sus recursos. Stanley se va al Congo en 1879 pero durante el viaje la compañía quiebra por el suicidio y la desaparición de dos de los principales accionistas, lo que conlleva que Leopoldo asuma el control total de la sociedad.

Stanley, financiado por esta asociación, funda una serie de puestos comerciales a través de tratados con los líderes tribales a partir de 1880. En ellos los jefes traspasaban los derechos sobre sus territorios a la asociación y se establecían una serie de puestos militares formando “una federación republicana de negros libres” a la que se empezó a denominar como Estado Libre del Congo.

Estados Unidos fue el primer país en reconocer los derechos de Leopoldo II sobre el Congo en 1884. Ese mismo año el Rey establece un derecho de preferencia en beneficio de Francia, de tal manera que si la Asociación Internacional del Congo renunciase a sus posesiones, éstas pasarían a Francia. De esta manera conseguía el beneplácito de una de las principales potencias coloniales en África.

En la Conferencia de Berlín de 1884 se les da carácter oficial a todos estos chanchullos y en 1885 Leopoldo II se convierte en propietario oficial del Estado Libre del Congo, llegando incluso a declarar un área de 259000 km cuadrados como “Dominio de la Corona”, es decir propiamente suyo, no como el resto que se lo daba a quien él quería para que lo explotase.

Leopoldo extrajo marfil y caucho e impuso un sistema de cuotas que los nativos tenían que cumplir bajo pena de muerte en caso de no hacerlo. Para hacer que se cumpliesen las cuotas se creó la "Force Publique”, una especie de policía militar que tenía que asesinar a los nativos que no cumpliesen las cuotas, cortándoles las manos después como prueba de que los habían asesinado. Así, los soldados recibían compensaciones en función del número de manos cortadas. Todos nos podemos imaginar los episodios que este aliciente pudo causar.

Escritores como Joseph Conrad, Edmund Dene Morel, Arthur Conan Doyle, Mark Twain y Bertrand Russell criticaron y denunciaron los asesinatos en masa, la brutalidad y los abusos llevados a cabo en el Estado Libre del Congo bajo el mandato de Leopoldo.

En 1904 se publica el Informe Casement, que es enviado al parlamento británico por el cónsul británico Roger Casement. A su vez, se envían al gobierno belga copias del informe y se crea la Asociación para la Reforma del Congo. 

El Estado Libre del Congo existiría hasta 1908, cuando el parlamento belga decreta que el territorio pasa al estado Belga, desapareciendo el Estado Libre de El Congo y creándose el Congo Belga.

Aquí termina el dominio del carnicero, pero no la carnicería, pues desde entonces los problemas étnicos arengados oficial y oficiosamente por distintos países de Europa y Estados Unidos han causado toda una serie de genocidios a lo largo del siglo XX y lo que llevamos de XXI.

El Congo Belga desapareció en 1960, creándose la República Democrática del Congo, con Patrice Lumumba com Primer Ministro y Joseph Kasavuvu como Presidente. 

Bélgica como es lógico no quería renunciar a la riqueza del país así porque sí, de tal modo que tres días después de la independencia del Congo tres provincias (Katanga, Moise Tshombe y Kasa del Sur) se escinden de la recién creada República y Bélgica saca partido de la inestabilidad apoyándolas. Posteriormente Lumumba y Kasavuvu no se entienden y Lumumba es arrestado por tropas de la ONU, desposeído por el presidente Kasavubu y ejecutado al año siguiente.

Los partidarios de Lumumba protagonizaron una revuelta en el norte del país en 1964, que fue sofocada por los ejércitos belga y norteamericano y por guerrilleros mercenarios contratados por ellos. El golpe tiene un coste de decenas de miles de vidas en las regiones donde los partidarios de Lumumba se habían hecho con el control.

En 1965, el militar Mobutu Sese Seko, anticomunista, antidemocrático y que apoyó la matanza de tutsis por parte de los hutus en Ruanda en 1994, da un golpe de estado y se hace con el poder apoyado por la CIA y por Bélgica. Inmediatamente monta una dictadura militar y comienza a renombrar las ciudades del país (Leopoldville pasa a ser Kinshasa, Stanleyville se convierte en Kisangani y Elisabethville en Lumumbashi). En 1971 le cambia el nombre al país, que pasa a llamarse República de Zaire.

La dictadura se acaba en 1997 con la proclamación de la República Democrática del Congo por parte de Laurent-Desiré Kabila tras el fin de la Primera Guerra del Congo (1996-97). 

Por su parte, Ruanda y Burundi (entonces se llamaba Ruanda-Urundi al territorio del África Oriental Alemana que había sido incorporado al Congo Belga en 1923 por mandato de la Sociedad de Naciones) se independizaron en 1962 de forma separada, gracias a una campaña orquestada por los colonos.

Durante el mandato belga, se apoyó la creación de partidos políticos de base étnica y se utilizaron las jerarquías de poder indígenas, que eran dominadas por los tutsis, otorgando a los hutus un estatus racial y social inferior a los tutsis y sometiéndolos a discriminación en todos los aspectos de la vida pública.

En Burundi se estableció una monarquía constitucional que en principio no era discriminatoria. Mientras en Ruanda el régimen hutu asesinaba a los tutsis, en Burundi los hutus se rebelaban contra el gobierno en parte por la discriminación, en parte por el malestar que generaba el régimen hutu en Ruanda. En 1965 un tutsi asesina al Primer Ministro hutu Pierre Ngendamdumwe y se desencadenan una serie de revueltas hutus pero sin que los tutsis lleguen a perder control sobre las estructuras de poder. En 1966 el rey es depuesto por su hijo y el hijo por un militar, el general Michel Micombero que proclama la república e instaura un régimen militar. Los disturbios entre hutus y tutsis se suceden y en 1972 los hutus atacan una localidad, lo que desata la represión del ejército y se inicia una campaña de limpieza étnica de los hutus matando a 200000 en tres meses y provocando unos 150000 refugiados tras 6 meses, provocando un profundo sentimiento antitutsi en la mayoría hutu del interior de Ruanda. En 1976 el militar tutsi Jean-Baptiste Bagaza se hace con el poder de forma incruenta e instaura un régimen militar hasta que es elegido Jefe de Estado en 1984 siendo el único candidato. Es derrocado en 1987 por Pierre Buyoya, y la tensión entre la minoría tutsi gobernante y la mayoría hutu aumenta, resultando en la muerte indiscriminada de unas 150000 personas en 1988. En 1991 Buyoya aprueba una constitución y en 1993 se erige en presidente el hutu Melchior Ndadaye, que es asesinado por militares tutsis en octubre, dando comienzo la Guerra Civil de Burundi. En 1994 sale elegido como presidente el hutu Cyprien Ntaryamira que terminará asesinado junto al presidente hutu de Ruanda Juvenal Habyarimana al ser derribado el avión en que viajaban. Este hecho precipitó los sucesos que llevarían al Genocidio de Ruanda.  La Guerra Civil de Burundi se da por finalizada en 2005 con la elección de Pierre Nkurunziza como presidente. Se calculan unos 300000 muertos como resultado de este conflicto.

En Ruanda, entre 1959 y 1961, los colonos belgas apoyaron a la mayoría hutu para que derrocase la monarquía tutsi y declarase Ruanda una república en 1962, y que tiene como resultado una escalada de violencia hacia los tutsis que en 1961 la ONU estima en 150000 personas. En 1962 se proclama la República de Uganda y erige como presidente al hutu Gregoire Kayibanda.
Las represalias contra los tutsi continúan y provocan la huída de la mitad de la población tutsi de Ruanda a principios de los años 60 del siglo pasado. En 1972 se produce la matanza de más de 200000 hutus en Burundi, lo cual genera un profundo sentimiento antitutsi en los hutus ruandeses. En 1973 el general hutu Habyarimana derroca a Kayibanda y se hace con el poder, logrando cierto progreso y estabilidad hasta mediados de los 80. En 1989 el precio del café cae y Ruanda pierde su principal fuente de ingresos en exportaciones, generando una crisis alimentaria en un contexto de incremento del gasto militar ante la escalada de tensiones. En 1990 el Frente Patriótico Ruandés, que había sido creado en 1987 en Uganda por refugiados tutsis, invade Ruanda, y en 1992, gracias a la presión internacional sobre el gobierno hutu de Habyarimana, se firman los Acuerdos de Arusha que suponen un armisticio.
Mientras tanto, el gobierno hutu de Ruanda se radicaliza y comienza a intensificar la represión contra los tutsis fomentando el odio entre la población. Como consecuencia del derribo del avión en que viajaban el hutu presidente de Ruanda Habyarimana y el también hutu presidente de Uganda, Ntaryamira se inicia la campaña de genocidio sobre los tutsis de Ruanda a través de grupos paramilitares hutu como los Interahamwe. La creación de una atmósfera de odio gracias a la propaganda racista y genocida contra los tutsi que se radiaba desde la estación de radio privada "Des Milles Collines" en 1993-94 ayudó al genocidio. Se introdujeron tarjetas de identidad donde se señalaba la etnia del individuo (que ya habían sido usadas durante el mandato belga) se repartieron machetes y armas entre la población hutu y se les instigó a exterminar a la totalidad de los tutsis.
Una minoría de hutus radicales llevó a cabo la limpieza étnica de la población tutsi del país (entre 800000 a 1 millón de personas) y de numerosos opositores hutus moderados en una campaña que duró 100 días y que terminó con el 20% de la población total ruandesa y con el 75% de la población tutsi.

El FPR por su parte reanudó la ofensiva y ganó el control del norte del país en 1994, causando que miles de hutus huyeran a Zaire donde comenzaron a reagruparse.

Pero por un lado estaban hutus, tutsis y ugandeses que estaban planeando una rebelión y por el otro oficialistas de Kabila con Angola, Zimbabue, Namibia, Chad y Sudán como naciones aliadas. La tensión creció, las limpiezas étincas se sucedieron y todos tomaron partido desencadenándose el conflicto que se ha venido a llamar “Segunda Guerra del Congo” o “Guerra Mundial Africana” entre 1998 y 2003. Este conflicto costó la vida a unos 4 millones de personas y generó millones de desplazados, refugiados, desaparecidos, mutilados y un sinfín de miseria que perdura y perdurará.

Leopoldo moría en 1909 habiendo reinado durante 44 años. El saldo de muertes de su mandato en el Congo no está consensuado, pero varía en una horquilla que va entre 5 y 10 millones de personas.

En justicia, Leopoldo II Rey de los Belgas ha de ocupar su lugar en el pódium de los más destacados asesinos de la historia de la humanidad, con no menos gloria que personajes ilustres como Hitler o Stalin.

Tal debió ser la "cosificación" del Congo por parte del régimen belga, que hasta Tintín cuando fue allí a evitar que Al Capone se hiciese con el control del mercado de diamantes se contagió de ella. En la edición de 1931 de "Tintín en el Congo", el reportero abate quince antílopes, mata a un mono para disfrazarse con su piel, mata a una boa disparándole a la cabeza, enseña a los niños nativos sobre "su patria (la de los niños) Bélgica", hiere a un elefante, dinamita un rinoceronte y mata a un búfalo con un tirachinas gigante.

¡Qué majo, Tintín!

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